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Alicante CF, Decano de la ciudad

Jornada XIX: Hércules CF-Alicante CF, sábado 10/01/2009, 18'30 horas, estadio José Rico Pérez

EL DERBI

Ha llegado el derbi. Hércules y Alicante, los dos únicos clubes que han jugado en el fútbol nacional, medirán sus fuerzas tras no disputar ningún encuentro entre ellos desde los tiempos de la Segunda B. El gran partido de la ciudad llega en un momento muy delicado para el Alicante, en lo deportivo y en lo institucional, con lo que da la sensación de que este encuentro será un duelo bastante desigual.

La tónica habitual del Decano están siendo las bajas. Esta semana no será una excepción, de manera que Alán, Jordá y Borja seguirán recuperándose una semana más. Queco Piña ya estuvo presente la pasada semana y, tras la baja de Ricardo Molina, no quedan más papeletas que la suya para calentar el banquillo. Blanco es baja por acumulación de amonestaciones. Buades parece que marchará del club, por lo que es otra baja más y Rubiales se ha borrado del encuentro tras denunciar al club por los impagos en la ficha.

Con todo y con eso, el Alicante podría presentar esta alineación: Unanua; David Malo, Germán, Castells, Ricardo Cavas; Tito, Torrecilla, Ismael, Fernando; Capi y Azkoitia.

Hércules Club de Fútbol SAD.

Fundado en 1922. www.herculescf.es

Palmarés del Hércules.

19 temporadas en Primera. Mejor puesto: 5º (74/75).

39ª temporada en Segunda. Mejor puesto: 1º (34/35, 65/66, 95/96).

11 temporadas en Segunda B. Mejor puesto: 2º.

7 temporadas en Tercera.

 

 

Historia del Hércules.

 

El club primitivamente rojiblanco se refundó en los inicios de 1922, cuando Vicente Pastor “El Chepa” consiguió reunir nuevamente a los futbolistas que habían formado el germen de lo que se denominaba Hércules FC en algún torneo infantil allá por 1919. Dichos jugadores habían pasado a formar parte del Bellas Artes, rival del Club Natación por la supremacía en la ciudad. Los primeros años del Hércules transcurrieron sin mucho que destacar, salvo la final regional que no llegó a disputar en 1924 por, según algunas fuentes, problemas de índole económica.

 

En 1928 volvió a reinventarse el conjunto herculano. El Natación comenzó a tener serios problemas derivados de duras sanciones por parte de la Federación Valenciana, lo que llevó a la depresión al equipo natacionista. Se creaba un vacío de poder en la ciudad que el Alicante no logró tapar al perder la final regional de segunda categoría en 1927 y no poder relevar al Natación con los grandes de la comunidad. Las gestiones fructificaron y el Hércules intentó dar continuación al Natación asumiendo su equitación blanquiazul, su escudo (el actual que conocemos), sus futbolistas, su directiva, su campo y su afición.

 

Debutó en Tercera en 1929 y, salvo la ausencia en la campaña siguiente, permaneció en la inestable categoría hasta 1934. Siempre intentando el ascenso, éste llegó gracias a la desaparición de la categoría y la ampliación de Segunda, llevando a los nuevos blanquiazules hasta la división de plata. Y el éxito llegó con el ascenso a Primera de 1935, categoría en la que permaneció hasta 1942, con la salvedad de la Guerra Civil.

 

En la 41/42, última en la élite, el Hércules propició una media absorción del Alicante con el fin de poder contar gratuitamente con cinco jóvenes valores del Decano y así otorgarse el nombre de la ciudad para su equipo. El invento se denominó Alicante CD y el Alicante CF pasó a ser el Lucentum CF. En la temporada siguiente, el Hércules sólo devolvió el nombre.

 

En 1945 logró un efímero paso por Primera que concluyó al año siguiente luego de ser colista. La crisis se avecinaba con la marcha del mecenas Bardín y problemas en los juzgados con denuncia por parte de éste. El Ayuntamiento salió al rescate en 1950 nombrando directiva de honor a los principales cargos públicos de la ciudad. Sin recuperación total, el Hércules volvió a Primera en 1954 para bajar en el 56. La caída mayor se produjo en 1959 con la vuelta a Tercera tras veinticinco años de ausencia.

 

Los sesenta los inició en Segunda, donde permaneció hasta 1966. Nueva ida y vuelta por Primera y nueva caída al tercer escalón, en 1968. El pasaje más duro para el club tuvo lugar en 1969. Tras perder la promoción de ascenso a Segunda, el conjunto herculano se ganó el derecho a la repesca frente a un Segunda que promocionaba por no bajar. El rival era el CD Ilicitano, filial del Elche CF. Los jóvenes de la ciudad de las palmeras condenaron al Hércules a permanecer un año más en Tercera mientras el filial de los franjiverdes disfrutaba en la categoría de plata.

 

La época más importante del Hércules tuvo lugar en los setenta. Estrenados en Segunda y preparando el asalto a Primera, obtenido en 1974. Desde entonces y hasta 1982 encadenó ocho temporadas consecutivas en la élite, siendo las dos primeras las de mejor recuerdo. La 74/75 concluyó con el equipo alicantino en quinta posición. A pesar de ocupar plazas de descenso a diez jornadas del final, un gran último tramo y una igualdad tremenda en la división propició que por cuatro goles, la Real Sociedad se llevase la plaza europea. Mejor pintaba la 75/76, aunque perdió un puesto final respecto al año anterior. Las campañas posteriores las pasó evitando el descenso, unas veces de manera más holgada que otras. A recordar de estos años los nombres de Giuliano, Albaladejo, Saccardi, Humberto, Santoro, Tigre Barrios, Arieta, Baena, Rivera, José Antonio, Juan Carlos…

 

Los ochenta fueron años de contrastes. El equipo perdió la categoría en 1982 y la recuperó en 1984. Salvado por la campana en el Bernabéu (0-1 mientras había tongo entre Málaga y Betis) y con Kempes como referencia, el Hércules perdió la categoría en 1986 y en 1988 se encontraba con sus penurias económicas y deportivas en Segunda B. Cinco años de los que los dos primeros fueron para olvidar. Octavo y decimotercero, este último puesto necesitó de un punto para evitar problemas con la Tercera a pesar de haber protagonizado un arranque espectacular. En 1991, tras superar con éxito municipal el trago del 31 de julio, tiró el cuarto puesto de promoción tras caer 0-3 ante el Cartagena en la jornada final cuando sólo hacía falta un punto ante los departamentales. En 1993 llegó el ascenso, superando en promoción a Las Palmas o Salamanca, duros rivales por los que todo el mundo apostaba.

 

De 1993 a 1996 se consolidó en Segunda, aunque siempre con la ambición de subir. En 1996 logró ser campeón de la categoría y ascendió a Primera. Manolo Jiménez, ex director general deportivo del Alicante 2008/09, fue el entrenador del éxito.

 

La Ley Bossman y las alegalidades en las todavía jóvenes SAD’s propiciaron que el paseo por la élite fuese traumático, con jugadores casi impronunciables y mediocres, y propietarios para el olvido. La 96/97 fue la última aparición por Primera y de ella se recuerdan apenas los 15 goles de Alfaro, 9 de ellos de penalti.

 

La caída tuvo prolongación en Segunda y en 1999 volvió a “ganarse” el paso a Segunda B, endeudado y sin el horizonte prometedor. Seis años en la categoría, infinidad de problemas económicos y gestiones más que discutibles. Dos promociones perdidas (99/00 y 01/02), finalmente en 2005 logró el retorno a la división de plata.

 

Desde entonces tiene su fijación en el retorno a Primera, logrando mejores resultados en los últimos tiempos, tras el difícil asentamiento poco acorde con el nivel de exigencia.

 

 

Plantilla del Hércules.

 

Juan Carlos Mandiá, técnico del ascenso a Segunda, retorna esta temporada tras su salida en el inicio de 2006. Los mimbres son mejores que entonces y son éstos:

 

Porteros: Calatayud (Santander) y Unai Alba.

Defensas: Sergio Fernández, César, Abraham Paz (Cádiz), Dani Carril (Lugo), Expósito (Ath. Bilbao), Bautista (Rvo.Huelva), Ruz (Granada 74) y Sergio Díaz (R.Madrid Castilla).

Medios: Cámara, Farinós, Raúl, Rodri, Sendoa, Javi González, Aguilar (Xerez), Tuni (Mallorca), Morán (Albacete) y Fernando Sales (Celta).

Delanteros: Tote, Rubén Navarro, Delibasic (Real Sociedad) y Taborda (D.Coruña).

 

Reforzados en todas las líneas, la base del año pasado es buena y los fichajes están dando sus frutos de manera parcial pero importante. La referencia ofensiva es Tote.

 

 

Hércules 2007/08.

 

Convulsión con el incontinente verbal Goicoechea, la temporada acabó en una meritoria sexta posición, con 58 puntos, tras ganar 14, empatar 16 y perder 12 partidos. Marcó 66 goles y encajó 55. Destacó Sendoa con 9 dianas en una plantilla que ya no cuenta con Ismael, Blas Pérez, Mariño, Albacar o Diego Jaime.

 

 

Alicante y Hércules.

Analizados los derbis en categoría nacional, hay que decir que los duelos se han producido en otro tipo de competiciones y en multitud de partidos amistosos, tales como competición regional, Copa Generalidad, etc.

 

El transvase de futbolistas ha sido una constante desde los primeros años y en la actualidad el balance es el siguiente:

 

Alicante: Ismael, Urbano, Fernando Béjar, J.Carlos Granero, Miguel Marí, Carlos Castro y Javier Soro.

 

Hércules: Sendoa, Francisco Escudero “Paquito” y Jeroni Llorca.

Llega el derbi (II): la estadística

El derbi del forastero

 

 

Una de las mayores curiosidades que envuelven a este gran partido de la ciudad es el infinitamente mejor rendimiento del conjunto que actúa como visitante en el partido de la máxima rivalidad.

 

En una estadística de derbi con relativamente pocos partidos pero muy prolongada en el tiempo (desde la temporada 31/32), no parece haber causas inmediatas que justifiquen este habitual “dos” en la quiniela del Hércules-Alicante o a la inversa. Hablamos siempre, claro está, de encuentros de liga. Tratándose de un derbi en el que hay mucha tensión, donde se trata más de no perder y que el vecino no te chotee, quizá sea el equipo local el que más acuse la responsabilidad en este tipo de partidos. Pero eso ocurre en cualquier derbi ciudadano y las estadísticas nunca arrojan los datos con los que cuenta la ciudad de Alicante.

 

La explicación que a vuela pluma se me ocurre es que este partido, salvo en una ocasión, siempre se ha jugado en un terreno de juego en el cual tanto un equipo como otro han sido locales durante esa temporada o, en todo caso, en años muy próximos a la celebración del encuentro. Bardín, La Viña o el Rico Pérez han sido la casa de ambos, los dos equipos conocían y conocen palmo a palmo los terrenos y, por tanto, el factor campo queda reducido a la presencia en la grada de la afición, más numerosa siempre para el que le toca ser local, pero insuficiente para volcar los partidos a favor del anfitrión. Sólo el primer enfrentamiento de 1932 se puede catalogar como extraño para uno de los dos conjuntos puesto que se disputó en La Florida que, aunque corresponde al campo de La Viña, no había sido el recinto habitual del Alicante hasta ese momento. Precisamente, a partir de ese año pero en la siguiente temporada, el Decano fue el máximo exponente de la cancha floridana.

 

Los Hércules-Alicante de liga se han celebrado en tres categorías nacionales diferentes:

 

31/32, Tercera División, La Florida = Hércules 1 Alicante 2.

51/52, Segunda División, Bardín = Hércules 2 Alicante 0.

56/57, Segunda División, La Viña = Hércules 1 Alicante 2.

57/58, Segunda División, La Viña = Hércules 3 Alicante 1.

59/60, Tercera División, La Viña = Hércules 2 Alicante 0.

01/02, Segunda División B, Rico Pérez = Hércules 2 Alicante 2.

02/03, Segunda División B, Rico Pérez = Hércules 1 Alicante 1.

03/04, Segunda División B, Rico Pérez = Hércules 0 Alicante 3.

04/05, Segunda División B, Rico Pérez = Hércules 0 Alicante 1.

 

En total, cuatro triunfos alicantinistas, dos empates y tres victorias herculanas. Doce goles para el Alicante y otros tantos para el Hércules.

 

En el partido inverso, el balance es más favorable al Hércules: un triunfo alicantinista, un empate y siete partidos ganados por el conjunto blanquiazul.

Llega el derbi: la otra historia.

Esta semana llega el derbi de la ciudad de Alicante. El duelo fraticida que, aunque algunos pretendan minusvalorar, todos esperan con emoción. Un partido de gran rivalidad histórica que, en cuanto a encuentros oficiales, tuvo un gran freno desde la 1959/60 hasta la 2001/02, pero nunca ha dejado a nadie indiferente.

 

Desgraciadamente se vive una época en el que la manipulación histórica ha tenido su máximo apogeo. El siglo XXI se ha caracterizado por el linchamiento sistemático al Alicante, el Decano de la ciudad, y no ha habido rubor alguno a la hora de utilizar torticeramente la historia, mintiendo sobre ella con el único objetivo de dejar al Alicante en mal lugar. Por suerte, esa labor no ha calado.

 

Una de las grandes colecciones de trolas gira en torno al estadio José Rico Pérez. Creo necesario hacer una recopilación de datos y de verdades para comprobar hasta qué punto se puede convertir la leyenda en realidad.

 

¿Cuántas veces, usted alicantinista, no habrá escuchado eso de “el Rico Pérez Herculano”? ¿Acaso no ha soportado ese “el estadio construido por y para los herculanos”? Los fanáticos se suelen creer sus propias mentiras y pienso que nos encontramos en ese caso. Todas esos lemas fueron lanzados desde que el Ayuntamiento de Alicante decidió que el club Decano, el Alicante CF, jugaría los partidos de Segunda B en el entonces municipal Rico Pérez al no estimar oportuno invertir dinero en reformar el campo municipal Alicante CF, situado en la carretera de Villafranqueza. La petición del Alicante fue clara: inversión en la instalación del norte de la ciudad con proyecto ya confeccionado y un coste aproximado de un millón de euros. Luis Díaz Alperi, en verano de 2001, optó por la solución de que Hércules y Alicante compartieran la instalación municipal del Monte Tossal.

 

La situación se quiso disfrazar como un intento alicantinista por emular al Hércules, o suplantarse o sabe Dios cuántas burradas al respecto. Lo que está claro es que se cree el ladrón que todos son de su condición. Ya es conocido que el Hércules, tal y como se conoce actualmente, poco tiene que ver con el que se refundara a finales del año 1921 o principios del 22, puesto que entonces vestía de rojiblanco y tenía un escudo totalmente diferente al de la actualidad, además de carecer de campo. En 1928, tras la caída del Natación, primer equipo de la ciudad por los éxitos deportivos cosechados, el entonces Hércules rojiblanco renunció a sus colores y adoptó los del Natación, así como su escudo, su campo (La Florida), su directiva (mecenas Bardín incluido) y sus futbolistas. También lo pretendió con la afición. Eso sí es suplantar.

 

Volviendo al tema de este mensaje, el estadio Rico Pérez no pudo tener un origen tan diferente a lo que se cree. El Hércules carecía de estadio propio. Jugaba en La Viña y en 1956 forzó a su propietario a vendérselo a la CASE (Caja de Ahorros del Sureste de España) y así poder recuperar el dinero invertido por el club en las reformas de 1954, a lo que hay que descontar las ayudas públicas tras el ascenso(“Crónica de Alicante”, Enrique Cutillas: cien mil pesetas para los juveniles, cien mil pesetas para las reformas del estadio, doscientas mil pesetas por cada temporada en Primera. Fueron dos). De la venta, un millón para el Hércules, dos para Casimiro de la Viña, el propietario. El pacto alcanzado consistía en que el club, en nueve plazos con quince años de caducidad, pagaría esos tres millones más los incrementos. (“Fuerza de Primera”- diario Marca; “La Viña para el Hércules”- La Gatera, Enrique Cerdán Tato).

 

Esta negociación propició que con el cierre de Bardín en 1961, donde acabó jugando el Alicante a instancias del Hércules (1954, “El Hércules CF y el fútbol en Alicante”, Vicente Ramos), el Decano tuvo que someterse al vasallaje herculano para no desaparecer por falta de estadio y así jugar en La Viña como filial (revista oficial del Alicante 2005/06). Capítulo aparte merecerá ese trasiego de estadios.

 

El Hércules, con la CASE amenazando (“El Hércules CF y el fútbol en Alicante”, Vicente Ramos) invierte menos de medio millón de pesetas como señal de adquisición de unos terrenos en la ladera del Monte Tossal. El dinero procedía de una renuncia herculana a jugar en Alicante un desempate de Copa frente a Las Palmas. A cambio de jugarlo en las islas, los canarios ofrecían un millón de pesetas. Pero ante su incapacidad para adquirir La Viña (sólo pagó uno de los nueve plazos en diez años), los terrenos del monte y la construcción de un hipotético estadio, el Hércules pasó la patata caliente al Ayuntamiento. Mediante una carta, el presidente Ferrer Strenge expuso la situación al  Alcalde y suplica que sea el Ayuntamiento el que se haga cargo de la adquisición de La Viña, insta a su recalificación y, con ese dinero, propone la construcción de un estadio municipal con 50 años de alquiler simbólico para el Hércules, amén de una compensación económica por la operación. La carta se redactó el 2 de noviembre de 1967.

 

El 30 de noviembre de 1967, el Ayuntamiento debatió el proyecto (“Crónica de Alicante”, Vicente Cutillas) y estudió la reordenación del barrio de La Florida, estimando adecuado el proyecto. Desde ese momento, La Viña ya se consideraba municipal, aunque la propiedad seguía siendo “cajista”. El Ayuntamiento se haría cargo de todos los pasos para la construcción del estadio.

 

El 10 de abril de 1969 el Ayuntamiento volvía a analizar el acuerdo suscrito con el Hércules el 30 de noviembre del 67. Tras las deliberaciones, el Ayuntamiento presidido por José Abad refrendó el acuerdo y “con urgencia” se ponía manos a la obra para que el proyecto fuera realidad. Eso sí, el Consistorio obligó a una serie de condiciones respecto al nuevo estadio, que son clave para entender el devenir del Alicante (“Crónica de Alicante”, Vicente Cutillas; “Un estadio municipal”, La Gatera, Enrique Cerdán Tato):

 

-         Arrendamiento del nuevo campo municipal al Hércules, por cincuenta años y por una simbólica cantidad de dinero.

-         Prohibición de subarriendo del estadio por parte del Hércules.

-         Reserva por parte del Ayuntamiento de cuatro fechas libres para la utilización del estadio.

-         Permiso para que cualquier equipo de la ciudad militante en categoría nacional disputara sus encuentros en el nuevo estadio.

 

La última condición es la piedra angular. Es la demostración de lo que realmente iba a suponer el nuevo estadio municipal para la ciudad: la casa de todos los equipos, sin exclusión. Se terminaban así los problemas de estadio para el Alicante y dado que La Viña era parte del plan municipal, el Alicante no tenía obligación alguna de seguir sirviendo al Hércules. Podía volar y lo más interesante: en unos años tendría estadio nuevo, municipal y compartido con el Hércules.

 

Ésta es la cruda realidad, para algunos. En 1969, el magnánimo estadio José Rico Pérez era un proyecto municipal y compartido. Lo que sucedió después fue una constante lucha por tirar abajo el proyecto, una vez que el Alicante había desatado sus cadenas. Presiones por aquí, negociaciones por allá, el Ayuntamiento, ya sin José Abad a la cabeza, realiza un pleno presidido por Malluguiza el 12 de julio de 1971. En él se permite al Hércules terminar de pagar los terrenos del Monte Tossal para su propia adquisición. Unas propiedades que, de no ser por el garante Ayuntamiento, a buen seguro habrían sido vendidas por su dueña, Doña Rafaela Louise Llaudes. Y para rizar el rizo de la manipulación, ahí va otra perla: el Ayuntamiento solicitó que, en compensación, el Hércules adquiriera menos terreno para la construcción del estadio. De los 37.500 metros cuadrados reservados para el que iba a ser campo municipal, el Ayuntamiento quería utilizar parte de ellos y una parcela colindante para hacer el Pabellón Central, actualmente Pitiu Rochel. (“El Hércules ataca de nuevo” La Gatera, Enrique Cerdán Tato) Y así fue, con lo que el Hércules desembolsó menos dinero por 26.272 metros cuadrados (a pesar de que transcurrieron cinco años entre la señal y la compra final) y de ahí las dificultades a la hora de la amplación del campo. El Ayuntamiento, por su parte, adqurió 26.025 metros para instalaciones deportivas, entre ellas, el Pabellón Central. Algunos todavía sostienen que el Hércules regaló terrenos al Ayuntamiento.

 

Era la punta del iceberg pero desde 1971, el Alicante vio oscurecido su futuro. Los tintes pardos empezaron cuando tuvo que abonar un alquiler al Hércules en concepto de alquiler por La Viña, todavía tutelada por el Ayuntamiento y con propiedad cajista. Faltaba el dinero para construir el nuevo estadio, lógicamente, de propiedad herculana y no municipal. El alquiler al Alicante no era suficiente, claro está. Así que la maquinaria se puso en marcha y, lo que iba a ser una recalificación y una reordenación “floridana” a favor de la ciudad, se convirtió en el pelotazo a favor del Hércules. Con la intervención municipal, la CASE vendió La Viña al Hércules el 25 de mayo de 1973. Con posterioridad, los terrenos fueron recalificados y fruto de dicho cambio en el uso del terreno, aquel más del 50% urbanizable fue revendido por el Hércules a un precio aproximado de 40 millones de pesetas (“Fuerza de Primera”- diario Marca). El nuevo estadio costó 29 millones de pesetas.

 

El 3 de agosto de 1974 se inauguró un estadio del Hércules que iba a ser el de toda la ciudad. Mientras tanto, el Alicante quedaba abocado a jugar en la Ciudad Deportiva, de tierra, en malas condiciones y debiendo abonar alquiler (“Alicante CF, un equipo con historia”. Francisco Aldeguer). En cincuenta metros, dos clubes y dos situaciones forzadas para que pronto sólo hubiese un equipo. Una injusticia apenas separada por una calle, la llamada Foguerer Romeu Zarandieta.

 

Atrás quedaba el mecenas Bardín, cuyo campo no dudó en abrir tanto al Hércules, como al Alicante e incluso al Elche CF. La ciudad quedó sin La Viña, aquel terreno de juego en el que se forjaron equipos como el Natación o el propio Alicante y, por qué no, el Hércules. Un recinto abierto al fútbol alicantino. La continuación clara habría sido el Rico Pérez, probablemente llamado “San Fernando” y a buen seguro mundialista. Pero el oportunismo y las ganas de acabar con los reductos futbolísticos de la ciudad propiciaron esta burda situación, manipulada hasta extremos insospechados.

 

El 17 de junio de 1994 tuvo lugar la venta del estadio al Ayuntamiento de Alicante. Una racha herculana de cinco años en Segunda B, aderezada por temporadas manirrotas en la cresta de la ola, bastó para que las maniobras de los años setenta para hacer exclusivamente herculano (y gratis) el campo de todos los alicantinos, apenas sirviesen para diecinueve años. El motivo no era otro que la reducción de deuda pública por parte herculana para así abaratar el capital social a cubrir en la obligada conversión en SAD. Los alicantinos tuvieron que desembolsar casi novecientos millones de pesetas más intereses, treinta veces lo que costó el estadio dos decenios antes. Y, por arte de birle y birloque, el estadio es actualmente propiedad de Aligestión Integral SL, sociedad que aglutina más del 90% de las acciones del Hércules y que además ahora tiene la propiedad del campo.

Campanadas tras los cuatro

Ha sonado el primer "cuatro" y no hay noticias del Alicante. Ayer contemplamos el equipo romo que dejamos el año pasado, ese grupo de jugadores que, sea quien sea el rival, siempre se muestra físicamente inferior. Una alineación cuyo central rápido, encargado de tapar a Iván Alonso (que a veces parecen dos), tiene 34 años y su carrera la ha desarrollado como lateral. Un delantero centro, subido del filial, que viene a paliar la carencia de jugadores de su corte cuando el primero en salir del equipo en junio fue el héroe del ascenso, al que no se le consideraba apto pero que reúne las características que ahora se buscan.

Y lo más significativo es que el "nuevo" entrenador ya estuvo en dramáticos partidos como el que nos enfrentó al Huesca, Gerona o Tenerife, en los que el equipo pintaba igual que ayer. Un grupo que entrega la cuchara en la primera parte con uno o dos goles de desventaja, anhelando una reacción técnicamente imposible.

Ayer sonó el primer cuarto. Si suena el cuarto cuarto, valga la redundancia, comenzarán las campanadas fúnebres que anunciarán no la llegada, sino la despedida triste de una categoría en la que, aunque queden batallas, las matemáticas ya no serán un clavo ardiendo.

No queda otra que esperar el vuelco de la situación. Más no se puede hacer y es posible que ya no haya ánimo para intentar algo.

Jornada XVIII: Alicante CF-Real Murcia CF, sábado 3/01/2009, 18'30 h, estadio José Rico Pérez

AGUAS TRANQUILAS

Vuelve la competición tras el parón navideño y lo hace con la presencia de José Carlos Granero en el banquillo, tras su readmisión sólo diez jornadas después de su despido. Un movimiento extraño pero que a la postre puede resultar el definitivo para calmar las aguas y para tratar de que cristalice la ansiada recuperación deportiva.

 

Enfrente nos encontramos al Real Murcia, un equipo con algunos puntos más que nosotros, pero desbordado económica y deportivamente tras su reciente paso por Primera y su situación angustiosa en la tabla de Segunda. Las bajas alicantinas para este partido, a falta de confirmación, son las habituales: Rafa Jordá, Alán Baró, Queco Piña y Borja Pérez.

 

Nuevamente resulta aventurado hablar de una alienación ajustada a la que el entrenador diseñe para el partido. Pero teniendo en cuenta sus precedentes, podría estar formada por Unanua en portería, David Malo y Rubiales en los laterales, Germán y Castells como centrales; Tito y Abel en el doble pivote, Azkoitia por la derecha, Luis Gil por la izquierda; arriba quedarían Capi y Francisco.

 

 

Real Murcia Club de Fútbol SAD.

 

Fundado en 1919. www.realmurcia.es

 

 

Palmarés del Murcia.

 

18 temporadas en Primera. Mejor puesto: 11º (83/84 y 86/87).

50ª temporada en Segunda. Mejor puesto: 1º (35/36, 39/40, 54/55, 62/63, 72/73, 79/80, 82/83, 85/86, 02/03).

6 temporadas en Segunda B. Mejor puesto: 1º.

4 temporadas en Tercera.

 

 

Historia del Murcia.

 

El conjunto grana pasa por ser el equipo con más participaciones en Segunda división. Este año se conmemora el centenario del club aunque hay fuentes que consideran que el Real Murcia CF fundado como tal lo hizo en 1919 como Levante y la fecha de 1908 queda como la del Murcia FC, antecesor que tuvo que desaparecer. De cualquier manera, esta temporada el Real Murcia acumula medio centenar de participaciones en la división de plata, lo que le lleva a ser el club de Segunda por excelencia.

 

La historia del club se resume con la constante búsqueda de la Primera, sin lograr claras consolidaciones en la máxima categoría y con dos momentos difíciles: años setenta y años noventa. Desde 1928 hasta 1970 el conjunto pimentonero sólo conoció las dos primeras categorías del fútbol español. Debutó con los grandes en 1940 con un viaje de ida y vuelta. De 1944 a 1947 acumuló tres campañas, lo máximo que ha aguantado el club murciano en Primera, hito que repetiría durante los años 80.

 

Los años setenta supusieron una pequeña revolución en la tranquila marcha del Murcia. En 1970 estrenó la Tercera división. En 1972 volvieron a la segunda categoría e inmediatamente, en 1973, se plantaron en Primera. Pero la inestabilidad se había instalado en tierras murcianas, con lo que en 1975 cayó a Segunda y en 1976 retornó a Tercera. En 1977 ya estaba otra vez en su categoría natural.

 

Los ochenta podrían considerarse como los años dorados del Real Murcia. En esta década acumuló seis temporadas en Primera, tres de ellas de manera consecutiva (86-89) y dos más con un pequeño paso por Segunda (83-85). Una época en la que los aficionados al fútbol podrán recordar a Figueroa, Núñez II, Horacio Moyano, Husillos, el meta Amador, Manolo (que luego jugaría en el At.Madrid), M.Sánchez…

 

Los mejores tiempos dan lugar a los más sórdidos. Los noventa son, hasta el día de hoy, los momentos más duros para el Real Murcia. Un decenio en el que, por primera vez, no pisaba la máxima categoría. En 1991 se vio relegado a la promoción tras perder en Riazor, teniendo que ceder el segundo lugar a los coruñeses. El Zaragoza fue el encargado de impedir el ascenso a los murcianos. En 1992 la cosa pintó peor puesto que deportivamente el equipo navegó en media tabla mientras que en los despachos no se ponía a punto la conversión en SAD, lo que se tradujo en descenso federativo. En la 92/93 fue campeón de grupo; tras superar por 2-0 al Baracaldo en la quinta jornada de promoción, recuperó la división perdida.

 

Pero la cosa no se detuvo ahí. Su vuelta a Segunda no fue lo que se esperaba y dieron con sus huesos en Segunda B. Si esto no era suficiente castigo, la temporada en la categoría de bronce fue tan desastrosa que sólo obtuvo dos puntos más que en la campaña anterior, con lo que, por primera vez en la historia, el Murcia jugaría en el cuarto nivel. De su mano se llevó al Cartagena, el eterno rival. La 95/96 fue un paseo militar por la Tercera. En promoción no encontró rival y acabó con la pesadilla, por lo menos en su máxima expresión.

 

En 1999 llegó la primera oportunidad para subir a Segunda, pero el Getafe se mostró muy superior. La segunda opción no se dejó escapar. Tras un final de promoción de infarto, el 0-1 en Los Cármenes certificó el retorno del Real Murcia a la LFP.

 

El conjunto pimentonero retornaba a su hábitat natural, con más nervios que acierto en las dos primeras temporadas. En la 2002/03 supo tocar la tecla adecuada y logró el campeonato con holgura. Como tantas veces había pasado ya, la máxima categoría duró una temporada, dando además la sensación de debilidad total al quedar colista y descolgado. Los goles de Luis García y David Karanka no se tradujeron en puntos suficientes para la permanencia. Dos campañas discretas en Segunda hasta que en la tercera, 2006/07, volvió a saborear las mieles del ascenso.

 

El último paso del Murcia por Primera tuvo lugar en la 2007/08, la que dejamos atrás. Temporada preparada con más dinero y argumentos futbolísticos, que dieron sus frutos en la primera vuelta. Pero este 2008 del centenario murciano se está convirtiendo en una pesadilla. El equipo dejó de funcionar en la segunda vuelta y los goles de Iván Alonso no se veían acompañados por el resto del equipo. En su vuelta a Segunda, la cosa no pinta mejor y el equipo se ve abocado a luchar por la permanencia, con un panorama económico que tampoco invita al optimismo.

 

 

Plantilla del Murcia.

 

Javier Clemente era, hasta hace pocas fechas, el técnico pimentonero. Los resultados han acabado con su periplo murcianista. Le reemplaza el técnico del filial, José Miguel Campos, que a buen seguro tirará del Murcia Imperial tras la gran campaña del segundo equipo en 2ªB. La plantilla está formada por:

 

Porteros: Carini, Alberto y Juancho Elía.

Defensas: Balogh (Colchester), Fran Erencia (Murcia Imperial-Español B), David De Coz, Iván Malón, Lillo (Valencia Mestalla), Marañón, Mejía, Ochoa, Peña y Sixco (Écija).

Medios: Dani Aquino, Bruno, Capdevila (Valladolid), David Cuellar (Ath.Bilbao), De Lucas, Dialiba (Senegal), Guerreiro (Santos), Kabous, Montoro (Valencia Mestalla), Movilla y Núñez (Celta).

Delanteros: Ranko Despotovic (Rapid Bucarest), Iván Alonso y Sikora (Dyskobolia).

 

En teoría, el Real Murcia cuenta con un bloque con ciertos galones (Capdevila, Dani Aquino, Núñez, Cuellar, De Lucas, Movilla) y con piezas consolidadas, sobre todo en defensa y con Iván Alonso como referencia. Pero los fichajes foráneos, un tanto estrafalarios, no están dando la medida esperada, a excepción de Despotovic.

 

Murcia 2007/08.

 

Dos caras bien diferenciadas en la campaña murcianista. En las jornadas de 2007, el equipo olía a permanencia; en 2008, sólo dos triunfos, que le condenaron al descenso. En números ganó 7 partidos, empató 9 y perdió 22; realizó 36 tantos y encajó 65, obteniendo unos insuficientes 30 puntos, que le dejaron en la penúltima posición. Los goles llegaron a cargo de Iván Alonso (10), poco ayudado por Goitom o Baiano. Otras bajas sensibles son las del meta Notario, César Arzo, Regueiro, Pablo García (estos dos últimos, junto a Goitom y Baiano eran los fichajes estrella) y, sobre todo, Richi.

 

 

Alicante y Murcia.

 

El Real Murcia es el único rival que el Alicante se ha encontrado en sus cinco participaciones en Segunda, confirmando el reinado en la categoría por parte pimentonera. En Tercera no hay precedentes, aunque sí en los campeonatos regionales previos y coetáneos a los torneos nacionales.

 

El primer enfrentamiento del que se tiene constancia, y que a la postre también es el primer partido del que se tiene constancia escrita del Alicante, fue el disputado el 12 de septiembre de 1918 en tierras murcianas, entre el Murcia FC (antecesor o mismo Real Murcia, según se interprete) y el Alicante FC. Fundado el Decano en la primavera de 1918, el Alicante sustituyó al Lucentum FC en determinados amistosos programados, como el de Murcia, al estar atravesando el conjunto lucentino por una fase de cierta desorganización. Los futbolistas de este equipo reforzaron al Alicante para dichos partidos aunque a principios de 1919 todo volvió a la normalidad. El resultado en Murcia fue de 3-2.

 

El balance en la división de plata es de dos triunfos para el Alicante y dos para los murcianos:

 

39/40: 2-3, en el estadio de La Florida.

51/52: 4-2, en el estadio de Bardín.

56/57: 4-1, en el estadio de Bardín.

57/58: 1-2, 23 de marzo de 1958, en el estadio de Bardín.

El último partido oficial entre azules y pimentoneros tuvo lugar en la Copa del Rey de la temporada 79/80. En el partido de vuelta de la primera ronda, el resultado fue de Alicante 2 Real Murcia 3. En La Condomina, el Murcia había vencido por 6-1.

 

Tres son los futbolistas del Alicante que han militado en el Real Murcia: Tito, Ismael y Luis Gil. Grato será el recuerdo que tengan de ellos puesto que los éxitos más recientes del conjunto pimentonero se vieron con ellos en la plantilla murciana. Luis Gil fue uno de los mayores artífices del ascenso a Segunda de 2000, lo que en poco tiempo le catapultó hasta el Sevilla de Caparrós. Tito e Ismael fueron dos de los responsables del ascenso a Primera de 2003, con David Vidal en el banquillo. Ismael fue fichado por el Real Betis.

 

La rampa de enero

Se dice que enero es el mes donde a todos nos cuesta volver a la rutina habitual. Normalmente, con los bolsillos del revés, lo que aún complica más el asunto. Pero para el Alicante CF, el club decano de la ciudad, el primer mes del año que estrenaremos en pocas horas se ha convertido en el examen final para determinar si este equipo, aparte de las matemáticas, tiene opciones reales de salvar la categoría. Un mes que no ha de suponer una cuesta, sino una rampa de lanzamiento hacia los puestos no rojos del teletexto.

La permanencia en Segunda se suele cifrar en cincuenta puntos. Una cantidad que, normalmente y salvo carambolas con las diferencias de goles particulares, permite repetir plato en Segunda, al menos en lo deportivo. En cada vuelta habría que conseguir alrededor de veinticinco puntos y nuestro equipo, a falta de estos cuatro partidos para acabar la ida, tiene nueve puntos en su casillero. Echando cuentas, con una decena de puntos al terminar la jornada 21, el Alicante debería obtener cuarenta en la segunda parte de la liga. Es decir, matemáticamente posible, pero casi irrealizable en la práctica.

Por lo tanto, cobra especial importancia lo que suceda en este mes de enero. Cuatro partidos de liga, tres de ellos en el Rico Pérez (uno como visitante ante el Hércules), y a domicilio en casa del colista Sevilla Atlético. Con los últimos cambios en el club, parece que la estabilidad ya está garantizada hasta el final de la campaña, pase lo que pase. Así que todo el mundo debería estar centrado en lo que suceda a partir de este sábado, porque obtener 10 ó 12 puntos en este mes, daría todas las opciones del mundo al Alicante, cosa que hasta el momento parece poco menos que una utopía.

Bien pensado, es factible. Lo difícil del tema es romper la dinámica perdedora, pero eso sólo se consigue obteniendo un triunfo. Los rivales son de nuestra liga, con situaciones parecidas a la nuestra, y el derbi ha de sacar lo mejor de este equipo para poder dar la cara y salir reforzado moralmente, como sucediera, a la inversa, en el último derbi ciudadano de 2005.

El club también está a la espera de la respuesta del equipo en estos próximos 31 días. Si el Alicante da señales de vida, echará toda la carne en el asador de aquí a junio. Si no es así, lamentablemente la temporada estará virtualmente perdida.

Confiaremos en la reacción y, en la medida de lo posible, ayudaremos a que se haga realidad.

Última bala: primer casquillo.

Cuando alguien coherente y que sabe lo que dice, comenta que con la bajada de Jiménez al banquillo se estaba utilizando “la última bala”, pocos podían pensar, incluido él, que los casquillos se pueden recoger y volver a utilizar.

 

Resulta un tanto complicado explicar lo que viene aconteciendo en el Decano en los últimos meses. La vuelta de José Carlos Granero sólo diez jornadas después de su sustitución no es algo tan raro en el mundo del fútbol pero adquiere, a priori, más extrañeza al contemplar lo que ha sucedido en tan corto espacio de tiempo. Cierto es que se genera paz social y que se rectifica lo que para algunos ojos estaba mal hecho. Y, por qué no decirlo, la presencia del técnico del ascenso siempre es agradable. Pero no deja de ser una nueva vuelta de tuerca en busca de resultados positivos.

 

He escrito “a priori” porque no eran pocos los que intuían que algo malo podía suceder con los movimientos del mes de julio. Aunque, todo hay que decirlo, ni los más agoreros se planteaban un escenario tan pesimista y con un equipo tan hundido en sí mismo que es capaz de errar más penaltis de los que transforma. Yo pensaba que los problemas vendrían ahora, en la apertura del mercado de invierno, con el equipo bordeando la zona de permanencia y dos corrientes tirando fuertemente según sus creencias futbolísticas. Ni siquiera se ha podido llegar a tal extremo teniendo en cuenta la cantidad de acontecimientos sucedidos desde que comenzó a rodar el balón por el mes de agosto.

 

Pero contrariamente a lo que se piensa, los males del Alicante no se han marchado con el despido esperemos que procedente (por el bien del club) de Manolo Jiménez. Por mucho que se quiera insistir, el extremeño no es el causante de los problemas del club fundado en 1918. La cuestión de fondo al final se reduce a una crisis económica general y particular, la que ha impedido hacer movimientos y tomar decisiones contundentes desde el principio.

 

No nos engañemos, los problemas de cobro ya habían empezado a generar intranquilidad antes del partido en El Toralín. A ello se le une la escasa sintonía entre el presidente y el director general, la presencia de dos corrientes de opinión en los rectores alicantinos y los restos nada agradables de algunos asuntos pretéritos, como la salida de Gómez Colomer y el conflicto con los tres futbolistas archiconocidos.

 

El éxito deportivo suele tapar bosques tanto como haga falta. Pero la idiosincrasia de este club supera la copa más alta. Subir a Segunda no calmó en absoluto los problemas internos que, lejos de apaciguarse, tenían como única solución el cambio de determinadas piezas. Pero como he comentado, la economía no permite cortar algunas cabezas y han de ser operaciones colaterales las que, pretendidamente, supongan la salida de los que molestan. Es lo que ocurrió con la entrada de Jiménez en la dirección general deportiva que, hay que recordar, permanecía vacante desde el despido de Gómez Colomer. El hecho podría parecer absolutamente normal en otra situación pero teniendo en cuenta que se hizo a mediados de julio, con una planificación que ya tenía casi todo atado y que estaba en manos de quien no se confiaba, no da la sensación de ser una decisión sólo deportiva. Es más, ¿qué podía hacer Jiménez en el plano deportivo si ya estaba todo hilvanado para esta histórica temporada?

 

Lo correcto, igual que se hizo con el héroe Joan Tomás, habría sido realizar todos los cambios dentro del mes de junio, aún con la resaca del ascenso. Es más doloroso pero resulta más productivo. Pero volvemos a lo mismo, para la aplicación del bisturí hay que tener la cartera llena.

 

El relato de los hechos posteriores lo enmarco en la situación desesperada de un presidente que ve cómo el dicho de “a entrenador nuevo, victoria segura” no se cumple por más que lo intente. No ha surtido efecto nada de lo intentado para reflotar la nave, cuando no ha empeorado aún más la situación. Han salido problemas hasta debajo de las piedras y la situación de descontrol ha quedado patente en la retina de los aficionados.

 

Hay quien, sin duda, achacará los males a Iniesta y, quizá, se le puedan discutir muchas de sus decisiones. Pero no es sólo él quien ha fallado y, sin duda, Juan Antonio Iniesta merece mucho más cariño y comprensión del que se le brinda.

 

Porque errar han errado todos. Desde él mismo hasta el último aficionado. Creo que el presidente no estuvo afortunado fichando a Jiménez, no por el hecho de hacerlo, que no sólo es lícito sino lógico, sino por lo que podía pasar adoptando dicha medida en el momento en que se hizo. Creo que ante una situación económica como la que se vive era perfectamente entendible que salieran del club algunas personas, sin necesidad de menear el árbol esperando que cayeran de maduras. Y muchos habrían entendido una mayor modestia en el proyecto simplemente con mayor claridad y explicando detalladamente el momento actual, nada boyante. Sin embargo, para mí el mayor error de Iniesta ha sido la falta de defensa pública de sus trabajadores. Ya sucedió con Álvaro

Cervera y esta temporada ya ha ocurrido con diversas personas del club, véase Granero, el propio Jiménez o el vicepresidente Eduardo de Temple. Una mayor contundencia por parte del máximo mandatario a la hora de proteger a su gente habría cortado muchos rumores interesados e inocentemente asimilados, que han perjudicado gravemente al Alicante.

 

También se equivocó el actual cuerpo técnico, el que había y ahora vuelve por Navidad. Y lo hizo por no cumplir una máxima futbolística que, por desgracia, se cumple con frecuencia: “los triunfos de ayer no valen para mañana”. Creo que el cuerpo técnico se enrocó en el éxito de la temporada pasada y no vio lo que esperaba más allá, que no era otra cosa que una durísima Segunda División, ayudando a generar una línea entre los antiguos y los que venían preparados para esta categoría. Sin entrar a dar nombres, sin las nada productivas listas de los que tenían que haber venido o marchado, el planteamiento primero debería haber sido el de mayor exigencia, sobre todo física, dentro de una categoría muy musculosa. Todo hay que decirlo, a la gran mayoría nos parecían unas piezas magníficas para afrontar el año pero se ha visto que algo no encaja en este puzzle de 25 miembros. Sólo espero que, con la perspectiva de unas semanas, la concepción de lo que debe dar el equipo haya cambiado.

 

Cómo no, erró Jiménez al no imponer sus criterios ante quien fuera, bien el entrenador, bien el presidente. El director deportivo está, en la medida de lo posible, para confeccionar una plantilla y un cuerpo técnico a su gusto y con el cual el club pueda alcanzar sus objetivos. No ha sido así ni por asomo, con lo que del hombre de carácter se esperaba más capacidad de decisión y también mayor presencia en los medios para explicarse a tiempo y defenderse de los numerosos ataques.

 

Y en último término, aunque no menos importante, encuentro a la afición como parte implicada. No emplearé los apelativos duros que utilizó el presidente, pero creo que a todos nos ha faltado humildad para afrontar la vuelta a Segunda tras cincuenta años. Se ha echado de menos algo de apoyo, comprensión y respaldo a los integrantes del club y más agresividad contra quienes de verdad están hiriendo al Alicante desde hace muchas décadas. Hay quien más que del Alicante parece ser del Solana CF, gentes enamoradas de una gestión deportiva modélica y probablemente irrepetible. Por si fuera poco, las directivas de Solana se han hecho de querer por todo alicantinista de bien. Pero cuando en la presidencia hay otras personas, cuando Iniesta y su directiva afronta un reto tan duro como el de continuar un proyecto inmaculado y muy costoso económicamente, la afición debería haber sido más generosa con él. Pero nos hemos encontrado todo lo contrario: reproches, recuerdos del pasado y más dificultades que manos para ayudar. Quizá Solana vuelva algún día, nadie lo sabe, pero por desgracia, los presidentes no son eternos, ni siquiera Santiago Bernabéu.

 

Parte de la afición ya armó el belén con Álvaro Cervera, cuando Iniesta apenas había podido sentarse en el palco de manera oficial. Fue un mal síntoma de lo prácticamente nada consciente que es la afición respecto a los peligros que acechan al Alicante y la necesidad de cerrar filas en determinados momentos. Y esta temporada, más que apoyo, se ha visto un seguir a pie juntillas las indicaciones de ciertos medios de comunicación. Unos medios que deportivamente ignoran al Alicante, pero que como prensa rosa tienen al Decano como primera página, a veces única. Sonroja comprobar cómo alguna emisora que no retransmite los partidos del equipo, se afana en llenar programas diarios con “actualidad” del Alicante, sin rubor en afirmar una cosa y su contraria en apenas unos minutos. Columnas diarias en prensa que recuerdan a los sórdidos tiempos en que se machacaba a diario a Solana a cuenta del entonces (y siempre debería haber sido) municipal Rico Pérez. Ante eso, cabía tener una visión menos mezquina y más de conjunto para saber hasta qué punto corre peligro el Alicante en manos de un entorno absolutamente nocivo y en una ciudad cuyas instituciones le dan la espalda de manera sistemática.

Iniesta seguramente ha cometido muchos errores. Pero pocos se paran a valorar lo difícil que es ser presidente del Alicante, más en estos tiempos de vacas flacas. Esperemos que con la llegada de Granero, el Decano llegue sin más sobresaltos al final de la temporada y veremos cómo se empieza a escribir el futuro.

 

Dejo aparte a los futbolistas, los que pueden volcar la situación deportiva. Pero como ocurrió hace algunos meses, el éxito deportivo no logra tapar todo lo demás. Aunque tal y como están las cosas, una reacción en el terreno de juego ayudaría a salir del atolladero.

 

 

 

Jornada XVII: Real Zaragoza-Alicante CF, sábado 20/12/08, 20 horas, estadio La Romareda

Queridos Reyes Magos...

Totum revolutum una vez más en la casa del decano. Todo sucede a gran velocidad, con ingente cantidad de reacciones, intereses externos y, en definitiva, un ambiente muy poco propicio para revertir la situación deportiva.

 

Por si fuera poco, el Alicante acudirá a La Romareda con nueve bajas. A saber: Peragón, Abel, Germán, Azkoitia y Castells, todos ellos por sanción; Queco Piña, Borja, Rafa Jordá y Alán, por diversas lesiones. El posible once quedaría configurado con Unanua bajo palos; laterales para Malo y Rubiales, centrales Urbano y Cavas; doble pivote para Tito y Torrecilla, Ismael por la derecha, Luis Gil por la izquierda; arriba, Francisco y Pedro.

 

El rival quizá sea el más duro de la categoría, si tiene el día propicio. El Real Zaragoza, por presupuesto, palmarés y calidad, debe estar entre los tres primeros al final de la competición. Pero esto es fútbol y la diferencia clasificatoria y de potenciales no garantizan la derrota ni el empate. Puede pasar de todo. Vencer sería el anticipo de los Reyes Magos, que se antojan más necesarios que nunca.

 

 

 

Real Zaragoza SAD.

 

Fundado en 1932. www.realzaragoza.com

 

 

 

Palmarés del Zaragoza.

 

54 temporadas en Primera. Mejor puesto: 2º (74/75).

16ª temporada en Segunda. Mejor puesto: 1º ( 77/78).

4 temporadas en Tercera.

 

6 campeonatos de Copa del Rey: 1964, 1966, 1986, 1994, 2001 y 2004.

5 subcampeonatos de Copa: 1963, 1965, 1976, 1993 y 2006.

 

1 Supercopa de España (1994).

 

1 vez campeón de la Recopa de Europa: 1995, Zaragoza 2 Arsenal 1.

5 participaciones en la Recopa.

 

1 vez campeón de la UEFA (Copa de Ferias): 1964, Zaragoza 2 Valencia 1.

1 vez subcampeón de la UEFA (Copa de Ferias): 1966, Barcelona-Zaragoza (0-1, 2-4).

13 participaciones en la UEFA.

 

 

Historia del Zaragoza.

 

El Alicante, por primera vez en su historia, jugará un partido de liga ante un equipo campeón de torneos europeos. El rival no es otro que el Real Zaragoza, noveno equipo en la clasificación histórica de primera y verdadero trasatlántico de esta Segunda división.

El club maño fue fundado en 1932, fruto de la fusión entre el Iberia y el Zaragoza FC. El primero albergaba tres campañas en Segunda división. El Real Zaragoza, como se ha comentado, comienza a funcionar en 1932 desde Tercera. Tras la Guerra consiguió militar en Primera durante tres campañas, siendo la última la 42/43. En 1947 vivió su retroceso más importante al caer a Tercera división y encontrarse con una ciudad llena de equipos que le intentaban hacer sombra, tales como el Amistad, el Arenas o el Escoriaza (conjunto que logró alcanzar la Segunda en los años cincuenta). Pero el Zaragoza apuntaba alto y tras el susto, recuperó la Segunda en 1949 y en 1951 probó suerte en la máxima categoría. Vuelta a las andadas en 1953 y asentamiento definitivo en 1956, donde comenzó a forjarse el equipo grande que atesora títulos.

 

En los años sesenta, el Real Zaragoza vivió sus momentos más recordados por nuestros mayores. Los “cinco magníficos” formaban una espléndida delantera que competía en méritos con el Madrid de los sesenta, que no es poco: Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra eran los componentes de esta quinta magnífica que logró éxitos tales como la Copa de Ferias en 1964, el subcampeonato de la misma en 1966, cuatro finales de Copa, de las que ganaron dos y ocho temporadas en liga en las que el quinto puesto fue la peor clasificación final.

 

Los años setenta tuvieron de todo: la mejor clasificación en liga de su historia (2º en la 74/75) y un par de escarceos por Segunda (73/74 y 77/78). Decenio sin títulos aunque obtuvieron el subcampeonato de Copa en 1976. A recordar: Lobo Diarte, Ovejero, Violeta…

 

Con la movida llegó otro título para el Zaragoza. El equipo se mantenía en posiciones cómodas en casi todas las temporadas y la Copa del Rey le abrió las puertas para levantar un nuevo trofeo. Esto aconteció en 1986 y suponía el tercer título para las vitrinas zaragozistas. Pardaza, Juan Casuco, Andoni Cedrún, Carcía Cortés, Narciso Julía, Señor… fueron algunos de los que levantaron la preciada Copa.

 

Los años noventa comenzaron con un buen susto: 90/91, promoción de permanencia frente al Real Murcia, tras quedar 17º. La superó tras un 5-2 en La Romareda. Y a partir de entonces, se inició el Zaragoza moderno, el recordado por las generaciones posteriores. Los éxitos comenzaron en 1993, llegando a la final de Copa, refrendando la hazaña con el título de 1994 ante el Celta, que le otorgaba pase a la Recopa. En liga, el equipo acabó tercero, la mejor clasificación liguera desde 1975. Víctor Fernández comandaba un equipo donde seguía destacando Cedrún, además de Gustavo Poyet, Esnáider, Pardaza, Santi Aragón, Nayim, Aguado, Paquete Higuera, Cáceres, García Sanjuán, Geli, chucho Solana, Belsué… incluso el fiasco de Cafú. El momento culminante fue la final de la Recopa de 1995. Zaragoza y Arsenal disputaban el partido en el Parque de los Príncipes de París. Esnáider adelantó a los maños, a lo que respondió Hartson para los londinenses. Así finalizó el tiempo reglamentario. En la prórroga, espectacular, estratosférico, increíble, golazo de Nayim desde el medio campo, que dejó a Seaman en evidencia para mucho tiempo. El trofeo volaba para Zaragoza en lo que fue un gran éxito no sólo del club maño, sino de todo el fútbol español.

 

A partir de entonces comenzaron ciertas dudas, no resueltas ni siquiera por el cuarto puesto obtenido en 2000, comandados por Txetxu Rojo, ni la Copa ganada en 2001 frente al Celta. En liga, el equipo daba más sustos que satisfacciones y el cuarto puesto fue infructuoso puesto que, en condiciones normales, daba clasificación para la Liga de Campeones. No fue así porque el Real Madrid acabó quinto, pero ganó la competición europea, con lo que la plaza del Zaragoza tuvo que pasar al conjunto merengue.

 

El susto se transformó en tropiezo en 2002. Tras una aciaga temporada, el Zaragoza acabó último clasificado y volvíó a Segunda tras muchos años. El paso fue efímero y en 2004 ya levantaba otro título de Copa, frente al Real Madrid. David Villa, Savio Bortollini, Galletti, Cani, Movilla, Gabi Milito…

 

En 2007 el Zaragoza firmó su último buen papel, clasificándose por 13ª vez para la UEFA. El desembolso económico era importante, con nombres de la talla de Ewerton, Diego Milito, Ayala, Aimar, Oliveira… pero cuando el equipo parecía apuntar a la Liga de Campeones, el año pasado llegó un inesperado descenso que impresionó a propios y extraños. Un equipo para estar entre los cuatro primeros, y abocado a jugar en Segunda. Un pasaje duro de la historia del Zaragoza, que para nada empaña una trayectoria envidiable y a la que, en mi modesta opinión, sólo le falta ganar una liga. Por ciudad, afición y palmarés, el Real Zaragoza debería contar con algún torneo de la regularidad. Algún día lo logrará.

 

 

Plantilla del Zaragoza.

 

Plantel de primer nivel, técnico a la par: Marcelino García Toral, tras clasificar al Racing de Santander para la UEFA (por primera vez en la historia), toma las riendas del Zaragoza para intentar rescatarlo a la primera. Cuenta con los siguientes hombres:

 

Porteros: López Vallejo y Doblas (Betis).

Defensas: Ayala, Chus Herrero, Cuartero, Diogo, Paredes, Pavón, Pignol (Murcia) y Pulido (Almería).

Medios: Antonio Hidalgo (Málaga), Adriá (Zaragoza B), Gabi, Generelo, Jorge López (R.Santander). Songo’o (Sheffield Wednesday) y Zapater.

Delanteros: Arizmendi (Valencia), Braulio (Getafe), Caffa (Betis), Coentrao (Nacional), Ewerton y Oliveira.

 

Pocos cambios en la defensa, algunos refuerzos de calidad en medio campo y más pólvora arriba, tratando de compensar algunas bajas importantes.

 

 

Zaragoza 2007/08.

 

Temporada muy negativa la que vivió el año pasado el Zaragoza. Apuesta clara por entrar en la Liga de Campeones y, finalmente, descenso. La trayectoria a domicilio, con un único triunfo, fue uno de los detonantes de la mala campaña. Acabó en el 18º lugar con 42 puntos, tras 10 triunfos, 12 empates y 16 derrotas. Marcó 50 goles y encajó 61. 32 de esos 50 goles tuvieron la firma de Diego Milito y Ricardo Oliveira. Ha sufrido bajas importantes, como las del propio Milito, Sergio García, D’Alessandro, Aimar, Óscar, Celades, Luccin, Sergio Fernández, Juanfran o César Sánchez.

 

 

Alicante y Zaragoza.

 

Sólo un precedente oficial, en partido de Copa del Rey. Tercera ronda de la 2005/06, partido único, Alicante 1 Zaragoza 1, gol marcado por Álvaro. En los penaltis, 5-6 a favor de los maños, perdiendo el Alicante una opción de ganar la tanda.

 

El Alicante jugó en La Romareda en esa misma temporada 2005/06. Fue en la jornada 9, frente al Zaragoza B. El resultado fue de 1-4, con tres tantos de Sendoa y uno de Álvaro.

 

En el Zaragoza, no hay ningún exalicantinista, así como tampoco hay exzaragocistas en la plantilla de nuestro Alicante.

 

 

Estadio del Zaragoza.

 

La Romareda. Inaugurada en 1957. Capacidad para 34.596 espectadores. Medidas: 105x68.