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Alicante CF, Decano de la ciudad

Poniendo velas

Poniendo velas

Parece que fue ayer cuando nos enjugábamos lágrimas de alegría sobre nuestro rostro. Los más afortunados en El Bierzo, otros tuvimos que conformarnos con la pequeña pantalla y la Plaza del Mar. Sin embargo han pasado casi dos meses y medio desde el tercer ascenso real del Alicante a la Segunda División. Y setenta días en fútbol son demasiados, más aún con el rosario de cambios que ha supuesto este paso adelante del Decano.

 

Será complicado, pero el chip ha de cambiar en nuestras mentalidades. Luchar durante seis años por copar los puestos altos y lograr un ascenso no se va a repetir esta temporada, salvo que la pelotita indique lo contrario, lo que sería una gran alegría, qué duda cabe. Hay que acostumbrarse a perder más que antes, a recibir más goles que antaño, a sudar más para horadar la portería contraria. No volverse locos si ocupamos los puestos rojos del teletexto será esencial para la buena marcha del equipo. Y a disfrutar cada minuto, claro que sí, aunque para bien o para mal, habrá sufrimiento desde que el próximo sábado a las 20 horas comience a rodar el balón para el Decano Alicante.

 

La pretemporada ha dejado varias sensaciones a distintos niveles.

 

1º) En el aspecto deportivo no está habiendo excesivas bajas por parte de los gladiadores y héroes que nos regalaron el anhelado ascenso. La más significativa tal vez sea la de Joan Tomás, autor de los dos tantos que nos hicieron superar a la Ponferradina en la eliminatoria final, amén del casi inédito Roberto Álvarez y el lesionado Mario Merino. He utilizado algo así como un presente continuo para referirme al hecho de las ausencias puesto que a día de hoy no se sabe a ciencia cierta si va a caer alguno más. Es probable que tanto Héctor Bosque como Antonio Cañadas también tengan que buscar acomodo en otro club puesto que la secretaría técnica les ha abierto las puertas de par en par, a pesar de ser presentados como futbolistas de la plantilla en el pasado Trofeo Amaro González. También se rumorea sobre el futuro de Borja Pérez-Peñas, que pasaría por jugar lejos del Rico Pérez en esta campaña 2008/09. En definitiva, a menos de siete días del arranque liguero aún hay dudas sobre los que están.

 

Y sobre los que llegan he de decir que todos me generan buenas sensaciones. Domina la veteranía pero creo que todos van a aportar bastante calidad y experiencia en esta complicada Segunda División. Rafa Jordá, Ismael, Castells, Blanco, Abel Buades, Torrecilla, Rubiales y Peragón son futbolistas contrastados en la categoría. A ellos parece ser que se les sumará algún fichaje más, que a día de hoy se desconoce/n aunque por rumores no será.

 

Otras temporadas y a estas alturas ha estado más claro todo. En esta 2008/09 aún tenemos algunas incertidumbres que juegan en nuestra contra puesto que quien se vaya dejará un hueco, que deberá ser cubierto (o no) por alguien que tendrá que adaptarse a marchas forzadas. No es lo ideal pero que todo sea para bien.

 

Los partidos de pretemporada se han saldado con un balance de dos triunfos ante 2ªB y 3ª, empate ante dos 1ª y un 2ªA y derrotas ante dos 2ªB y un 3ª. Los resultados no son excesivamente llamativos en el aspecto postivo aunque las pretemporadas sirven para rodar y no para competir. En lo poco que he podido ver al equipo me ha dado la impresión de que las directrices son las mismas que el año pasado, es decir, a trabajar sin balón y a construir bien en cuanto éste se recupera.

 

2º) En el plano institucional, tan importante o más que el deportivo, la cosa anda según se mire. Nada nuevo bajo el sol en cuanto a la conversión en SAD (tenemos fecha tope para realizarla si logramos la permanencia en la categoría) y menos aún en la construcción de la Ciudad Deportiva Antonio Solana. La temporada es larga pero no eterna y el futuro del Alicante pasa por ambas cuestiones.

 

Respecto a la campaña de abonos, se suele decir que hay que dejar pasar alguna jornada de liga para conocer la cifra casi definitiva de “alistados”. Las que nos llegan hasta el día de hoy parecen las lógicas dentro de la difícilmente asumible dificultad en la que navega este club desde hace cuarenta años. Es evidente que el que ha estado con el Alicante hasta la fecha seguirá respaldando al club Decano y sacará su abono. Pero llegar al corazoncito de quien sólo acude al estadio en las citas importantes es mucho más difícil de lo que parece. Como escribía alguien el otro día en el foro oficial, los futboleros en Alicante son habas contadas. La presencia del club azul en el primer plano deportivo de la ciudad ha ayudado a aumentar la cifra, pero sólo de manera ligera. Esta circunstancia no ha sido suficiente para despertar a la ciudad ni para traer al mundo a nuevos seguidores, por lo menos no en masa.

 

Pero lo que no se termina de asumir es la diferencia que produce el ascenso del Alicante a un alicantino, alicantinista en particular, y a un alicantino en general. Para nosotros es la culminación de un trabajo bien hecho en la última década, la deseada guinda que ya empezaba a ser pastel entero, bandeja y pala para servir. Para otros alicantinos supone la presencia de otro equipo más de la ciudad en la división de plata, ésa que ya se ha visto durante casi cuarenta años tanto en Bardín, La Viña o el Rico Pérez. Y ofrecemos permanencia, ni siquiera vendemos cantos de sirena ascensores. Siendo realistas, el Alicante no está aportando nada nuevo en cuanto a nivel de espectáculo deportivo, por lo tanto la gran masa no se va a acercar por Romeu Zarandieta.

 

Para contrarrestar esta circunstancia, la campaña de abonos debería haber sido enfocada de otra manera, sobre todo en el aspecto económico, maltrecho éste en los bolsillos de todos, sin excepción. Los precios no son caros, es más, probablemente sean los más baratos de la categoría. Pero para las condiciones en las que habitamos, el Alicante no tiene competidor dentro de esta división. El poder fáctico “fácilmente reconocible” no sólo apuesta por la competencia ciudadana sino que aprovechará la mínima ocasión para tratar de machacar al Alicante. Ha sido, es y será así. No nos va a suceder como en Huesca o Ponferrada, donde ambas ciudades giran deportivamente en torno a un escudo de fútbol. Lo sabemos porque lo hemos vivido.

 

Cada dirigente elige su estrategia y hay que respetarlo. Hay que decir que en el ascenso del Alicante a Segunda B sucedió algo parecido ya que la previsión de la directiva y las cifras reales distaron bastante. En aquellos tiempos se dio además la bochornosa persecución al club Decano casi hasta la extenuación. El nivel de hostilidad actual no parece tan alto aunque todo se andará. El caso es que se rectificó y la cosa dio resultado. Estamos hablando del chocolate del loro puesto que los ingresos por abonos son mínimos dentro de un presupuesto de Segunda A, pero el chocolate (dulce) está caro y el loro más aún, eso también se tiene en cuenta.

 

En resumidas cuentas, me queda un poso de ilusión aunque albergo preocupación en torno al Alicante y todo lo que lo envuelve. A disfrutar, por supuesto, pero con un ojo mirando a todo lo que acontece. Y poniendo velas, muchas velas, como siempre.

 

 

 

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